domingo, 16 de noviembre de 2014

JANIS JOPLIN "Anthology" (1980)





















"Ningún blanco cantará jamás como Otis Redding", dijo una vez Joe Cocker, veterano de guerra curtido en estas lides con los pelos del trasero quemados ya por el humo de mil batallas. Y si lo afirmaba él, precisamente él, poseedor de un poderoso y genuino chorro de voz, por algo sería.



Estilos como el Soul, el Blues o el R&B se han asociado siempre a voces negras profundas, desgarradoras y de marcado carácter reivindicativo. A lo largo de la historia de la música popular seguro que han sido legión los cantantes de piel blanca que hubieran hipotecado su alma por poseer la intensidad de las gargantas de color y ocupar un lugar en el Olimpo junto a los más grandes. En los últimos años, como no podía ser de otra manera, también se ha producido una floración masiva de la mano al menos de una docena de intérpretes, centrándonos en la parcela femenina. Algunas, poco dotadas artísticamente, han de recurrir a vídeos lo más explícitos posible sexualmente para atraer a golpe de libido lo que no consiguen por méritos propios, generando desgraciadamente una caterva de acólitos que entiendo proporcional al volumen de arcadas que me provocan a mi. No es cuestión siquiera de enumerarlas.
Otras al menos, para consuelo de oídos sensibles, han sido capaces de captar la esencia del Soul y el Blues de los 50, trabajando con esmero sus herramientas musicales, fabricando en muchos casos sus propias composiciones y poniendo el énfasis necesario para no enfangarse en lo banal. Hablo de talentos como Joss Stone, Duffy, Adele o la malograda y genial, aunque sobrepasada por el éxito, Amy Winehouse.
Pero ninguna como la mejor vocalista blanca que jamás haya parido el Blues-Rock, JANIS JOPLIN. Espíritu rebelde y símbolo de la contracultura hippie de los 60, pero también frágil pajarillo enjaulado de nacimiento en unos de esos típicos pequeños pueblos de la América profunda en el que no encajaba. Una irrupción volcánica que buscaba hueco entre los sonidos de una nueva generación, a lomos de una voz sobrecogedora de aquellas que te golpean el alma. Carrera breve e intensa, pero de enorme legado, la de este ángel vulnerable y tímido, que poco a poco fue encontrando en las drogas y el alcohol el refugio a sus angustias.
Ella misma lo reflejó en una de sus frases más célebres, "en el escenario le hago el amor a 25.000 personas diferentes. Luego me voy sola a casa". Una soledad devastadora que la sumió en una espiral autodestructiva y la llevó finalmente a la tumba con apenas veintisiete primaveras. Se había alojado como huésped en el Hotel Landmark de Los Ángeles en agosto del 70, tras un intenso verano, para grabar el que sería su disco póstumo "Pearl". Pero a pesar de que parecía haber retomado la senda en lo personal y lo laboral Janis no estaba bien. Seguía zumbándole al alcohol y buscando compañía en la punta de una aguja. Las sesiones de grabación terminaron por convertirse en un Everest que no pudo escalar. Apareció muerta en la habitación 105 junto a su compañera habitual, la soledad, y un  buen chute de heroína de pureza extrema (esa misma noche fallecieron otros ocho clientes del mismo camello). Yo creo que nunca llegó a ser feliz, por más que se lo propuso.

La Antología que aquí podéis escuchar recoge lo más granado de su producción y supongo sirve de alguna manera para llenar de vez en cuando el inmenso vacío que Janis nos dejó...

LISTA DE TEMAS.

CD1.

01.- Piece of my heart.
02.- Summertime.
03.- Maybe.
04.- Try (Just a little bit harder).
05.- To love somebody.
06.- Kozmic Blues.
07.- Turtle Blues.
08.- Oh, sweet Mary.
09.- Little girl blue.
10.- Trust me.

CD2.

01.- Move over.
02.- Half Moon.
03.- Cry baby.
04.- Me and Bobby McGee.
05.- Mercedes Benz.
06.- Down on me (live).
07.- Bye, bye, baby (live).
08.- Get it while you can (live).
09.- Ball and chain (live).

MIL RAMOS DE BESOS.